Sunday, January 17, 2010

Cual un castillo de naipes ,
Haití se derrumbó sobre su gente
dejando todo el horror al aire.
Desnudando su cuerpo maltratado
nos atrapó en la vergüenza inaudita
de nuestra perenne ceguera maldita.
Ebrios de dolor hemos quedado
sin otro norte que mirarlo y llorarlo
con el desconsuelo de la culpa
que lo invade todo absolutamente.